Vi unas obras de pequeño formato en la colección de arte del Banco de la República. Como estas de Fídolo (!) González Camargo.
La calle real, c.1915. |
Paisaje del río Tunjuelo, c. 1910. |
Finca La Palestina, Bosa. |
Y esta otra, que me gusta que se llame Nocturno y tenga tanta luz blanca.
Nocturno. Arrabales de San Cristóbal. |
Vi un óleo anónimo de la escuela humboldtiana (¿para que sea de la escuela humboldtiana una pintura tiene que mostrar volcanes?).
Páramo de las papas, c. 1840. |
Y conocí a las monjas muertas (pero no me dejaron sacarles fotos; mejor).
Compré Cds en un negocio en la 7ma. y comí crêpes con Alfonso en el subsuelo del edificio Monserrate. Carlos: te hice caso a vos también.
Caminé por el eje ambiental.
Fui a mi querido tropicario del Jardín Botánico José Celestino Mutis. ¿Se pueden querer los lugares? Yo a este lo quiero.
Caminé por Teusaquillo.
Le saqué fotos a las Torres del Parque, de Salmona.
Y en la calle 10 con segunda me di cuenta de qué linda es esa esquina de La Candelaria de noche. ¡Y me enteré de que existe la carrera 0 (cero, sí, cero)!
El último día en Bogotá amaneció con un sol de verano; luego se nubló y luego llovió. Y luego dejó de llover, pero el sol ya no estaba. Así que ese día pude ver a Bogotá con todas sus luces y con todas sus sombras.
Bye bye Bogotá, bye bye Colombia, con la-33, que cantan "Bye bye" (¡eso coincide!) y que son de Teusaquillo (¡eso también coincide!): ¡te digo, mamita, así me quiero quedar!