domingo, 29 de abril de 2012

Encontré una locación ideal para la remake de Qué hice yo para merecer esto

Después de la cena en Rara Avis --le envío al sommelier para que le recomiende un muy buen blend, estos son los postres que eligió hoy nuestro maître pâtissier-- llegó la hora de conocer "el único hotel que tenía habitación porque este es un fin de semana largo en la Argentina y en Brasil".
Aquí unas fotitos.







Sería muy simpático si no fuera yo la que estoy mirando la banderola cegada por el empapelado plástico.
Nota: tenemos a La liseuse de Fragonard leyendo en todos los pisos.

sábado, 28 de abril de 2012

Montevideo, ciudad blanca

¿Quién dijo que...? No, no, no, de ninguna manera. Ya no. ¿En serio? Sí, en serio. Blanquísima. Inmaculada.







Con

A veces el diseño se enfrenta con dificultades irresolubles.


Plaza Zabala y containers al final de la calle

Mi lugar favorito de Montevideo es la plaza Zabala. Desde siempre. Desde que vine por primera vez a Montevideo.
Cuando sea grande voy a vivir en una casa con una ventana que dé a la plaza Zabala. En el edificio de la segunda foto. Justo ahí.



Y también me gusta que algunas calles de la Ciudad Vieja terminen en los containers y las grúas del puerto. Me gustan esas calles con final marinero.



In extremis

Leí en el diario que en Montevideo hay 50 matrimonios in extremis al año. Este cartel con el celular para las urgencias fuera de hora, entonces, solo debe ser útil para dos o tres personas al año. Quizá para una.
¿Sería por cosas como esta que decían que Uruguay era la Suiza de América?


Matrimonio feliz y sin urgencia. Cuando pasé por el registro civil de la calle Sarandí me acordé de que había venido para el casamiento de Martina. Los chicos debe estar grandísimos. Le voy a escribir.

Ciudad Vieja con libros

¡Qué grato volver a Montevideo para el Diploma en Edición del Claeh! Esta vez en formato concentrado: muchas horas de clase por día. Habrá que ver qué dicen los asistentes con tanta intensidad.
El viernes entre una clase y otra fui a dar un paseo por la Ciudad Vieja, que estaba muy linda, porque era viernes y no sábado y no domingo, que la Ciudad Vieja cierra, ay, cierra. Cuando uno tiene tiempo para pasear, la Ciudad Vieja cierra. ¡Qué cosa!
Chipirones en el gran Bacacay (me sacaría una cuenta en Facebook solo para anotarme en el Me gusta del Bacacay) y luego a recorrer algunas librerías. El cielo 100% de cyan. Una preciosura.

La lupa, en la cortada Bacacay.
Un rincón pensado para los chicos. Mínimo y divertido.
Más puro verso, en Sarandí. Linda.
Más Más puro verso. Con muchos muchos títulos
de la Biblioteca Clásica Gredos. ¡Ahí estaban mis Polibios!
¡Vamos Marosa!
La librería del Museo Torres García.


martes, 10 de abril de 2012

Catamarca final

Para despedirme de Catamarca corresponde que yo haga un enlace a su himno (aquí). Pero como la Catamarca de estos días no fue la Catamarca verde, sino la Catamarca más árida, más lejana, más áspera, va una segunda despedida, con una foto de la Puna. Elegí esta: una foto mal sacada, pero que tiene las montañas de la Puna en una noche de luna llena. La tomé desde la terraza del hotelito de Laguna Blanca a las tres de la mañana. Una felicidad.



Bye bye, Catamarca, con desvío por Aimogasta

La vuelta a San Fernando del Valle de Catamarca fue por la ruta 60, de modo que pasamos por la riojana Aimogasta y sus olivares. En un tramo de la ruta se veían las cimas nevadas del Aconquija, al este, y del Famatina, al oeste.
Muchos muchos olivares. Muchos olivares viejos, regados a manto, con los árboles bien separados entre sí. Y muchos olivares nuevos, con riego por goteo y con los árboles mucho más juntos.




En recuerdo de Aimogasta, una versión very classic de Coplas del valle aquí.



El Shincal

Así como no se puede dejar Londres sin sacarse una foto con el cartel, no se puede dejar Londres sin visitar El Shincal, Shincal, Shinkal, Shincal de Quimivil; caramba, ¡cuántos nombres para la misma cosa!
Shincal o Shinkal es por el shinqui, un arbusto que cubría todo el sitio arqueológico cuando lo encontró Adán Quiroga a comienzos del siglo XX. Todavía hay shinquis (Mimosa farinosa) aquí y allá.
Me dijeron que este es un shinqui.


El sitio se encuentra en un área más húmeda que la de los alrededores y los cerros que lo rodean son bien verdes. Hay muchos algarrobos y chañares, y prados con flores. Los incas tenían un talento innegable para la escenografía.










Si hay una París, Texas...

por qué no va a haber una Londres, Catamarca.
Londres, la catamarqueña, la primera ciudad fundada en la provincia, se extiende a lo largo de la ruta 40 (ver mapa acá), entre parcelas con plantaciones de nogales. A unos 6 kilómetros hacia el noroeste están las ruinas incas de El Shinkal, que bien merecen una visita.
Unas fotitos, con sobrerrepresentación de edificios viejos.







lunes, 9 de abril de 2012

Laguna Blanca

 Laguna Blanca fue una de las sorpresas del viaje. Es un pequeño pueblo de la Puna dividido en dos por una vega muy amplia y muy verde, donde pastan ovejas, cabras y caballos. El pueblo viejo está en un nivel más bajo. La gente se ha ido trasladando al sector nuevo para evitar los desbordes de la laguna. En el sector nuevo está el Museo integral de Laguna Blanca, que pertenece a la Universidad Nacional de Catamarca (enlace aquí) y una hostería municipal, ambos inaugurados hace unos pocos meses.
Como El Peñón, Laguna Blanca está llena de álamos.

Una vista del sector nuevo, donde están los álamos,
desde el frente del museo. 
La vega que separa los sectores viejo y nuevo.
La iglesia, en el sector viejo.
El fondo de una casa del sector viejo.
El cementerio, también en la parte vieja,
tiene las tumbas recubiertas con mosaicos de colores.


En un predio municipal de la parte nueva se estaba llevando a cabo
la primera feria de productos de la Puna, con buenos tejidos
(los de vicuña en "peceras" de vidrio) y alimentos regionales.

domingo, 8 de abril de 2012

Antofalla

Antofalla: 40 habitantes, tres meses al año aislados por la nieve. El sol y el viento con sal lastiman, ciegan. La vega, cultivada con forraje, se dedica al pastoreo de algunas cabras. Las casas son de adobe y suelen tener a escasa distancia (al lado, enfrente, atrás), y al resguardo de tapias del mismo material, chacras mínimas con maíz, un manzano, algo de papa.
Parece que este fuera el último pueblo del confín de la Tierra, pero río arriba siguen las parcelas con cultivos y los corrales de pirca. Leo en un artículo: "Hacia comienzos del primer milenio d. C. el paisaje [de la quebrada de Antofalla] está caracterizado por una población campesina que se distribuye en tres conjuntos de viviendas: Encima de la cuesta, Pie de la cuesta y Antofalla" (artículo completo aquí).

Cementerio, en el sector de la quebrada más cercano al salar.

Casas de aberturas mínimas , con interiores oscuros.


Puertas.
La casa donde almorzamos. En la pared de la habitación,
además de imágenes religiosas y posters de ferias regionales,
estaban los certificados  de finalización de la EGB
de dos nietos de los dueños de casa.

La iglesia.


El interior de la iglesia.