El pueblo de Monreale está en una loma en las afueras de Palermo. Desde los techos del duomo se ve la bahía a lo lejos.
Comienzo por el exterior. Aquí están los ábsides, que son tres. Se ve bien que el del centro tiene un nivel más. Los ábsides están decorados con arcos, piedras de dos colores, columnitas y, en el segundo nivel, un juego de volúmenes que crea un efecto tridimensional.
El portal, que reemplazó al antiguo en 1770, tiene cuatro arquivoltas decoradas con motivos de estrellas en mosaico. La puerta de bronce es del siglo xii.
En la parte superior de la fachada hay arcos ciegos entrelazados donde se combinan piedras oscuras y claras (este diseño donde juegan materiales de distinto tono se llama intarsia, tarsie en italiano; es el mismo de los ábsides).
Aquí está el interior. Las columnas son elementos de despojo de otras construcciones, y por lo tanto de diámetros diferentes y alturas variables. Con los pulvini ubicados sobre los capitales se emparejan las alturas. Los capiteles también son de otras construcciones, seguramente romanas.
Aquí se ve bien un pulvino, ese tronco de pirámide dado vuelta que está sobre el capitel.
Los arcos ojivales tienen arquivoltas decoradas con mosaicos con motivos vegetales sobre fondo de oro.
Aquí están las ventanitas ojivales que iluminan las naves.
El techo de la nave central es de madera y a dos aguas.
Los techos de las naves laterales, a una sola agua, también están decorados.
En el crucero, el techo está aun más trabajado.
La parte inferior de las paredes está formada por un zócalo en mármol interrumpido, cada tanto, por motivos decorativos.
El resto de la superficie interna de la iglesia está recubierto por mosaicos sobre fondo de oro, organizados en varios ciclos.
Y finalmente el claustro, con sus arcos ojivales con columnitas de mármol. Las lisas alternan con las que tienen el fuste profusamente decorado. En un ángulo hay una loggia con una fuente.
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